La Utopía de la Justicia Divina

Si juzgamos moralmente una experiencia positivia o negativa de justicia en la sociedad, es muy probable encontrarse con muchas sorpresas desagradables. Las personas tenemos un concepto de Justicia muy relacionado con la vida cotidiana en repercucion con la Sociedad, el Estado o el Dinamismo del Mercado Moderno. El hombre es un ser culpable por naturaleza y piensa relativamente en su inocencia. Por su parte Jhon Rawls considera a la Justicia una virtud pionera paralelamente en escala de la verdad. La Justicia sin embargo en su esencia es un atributo que proviene de Dios.

 El ser humano puede ser justo, no hallado culpable y no ser condenado. Es decir puede ser declarado y libre de todo peso condenatorio en un juicio con su  propia conciencia, por la fe en Jesús y aceptando que no es justo por sus buenas obras sino por la Justicia Divina. Transgredir un Ordenamiento Jurídico de una determinada Nación no cala en el alma del hombre para ser merecedores de un juicio divino. En tal sentido si se transgrede una ley Divina el reproche no solo existe por la Sociedad, sino tambien por la conciencia humana. Existe el juicio de valor que enmarca nuestras actitudes frente a los demás, que impera el bienestar social. La vida jamás es un injusta con nosotros ni menos ingrata, existe una ley de la siembre y la cosecha que es indetenible y providente. Nuestra realidad presente es el resultado de nuestros actos o mejor dicho de nuestro diario vivir. Declamar y establecer cuestionamientos del resultado pésimo de nuestra situación es porque  no hemos entendido cabalmente este principio. La justicia divina en su esencia es fundamental reconocerla y aceptar y cambiar nuestra manera de pensar y sembrar muchos frutos dignos de bien y cosecharemos una buena y excelente conciencia. Por otro lado el salmista David  afirma que el que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prójimo, Ni admite reproche alguno contra su vecino. No resbalará jamás. Dios juzgará a los muertos y a los vivos y de ese juicio no escaparemos. Hallarse absueltos e inocentes del juicio venidero, es simplemente tener un Abogado de Excelencia; "...Hijitos míos,  estas cosas os escribo para que no pequéis;  y si alguno hubiere pecado,  abogado tenemos para con el Padre,  a Jesucristo el justo...". No hay conceptos ni instrumentos que se compare con la justicia divina con la justicia del hombre. Tampoco existen tinterilladas para librarse del proceso ni mucho menos argumentos axiológicos o principios generales del derecho. Dejesmole los argumentos al Abogado de Excelencia su trabajo final. Sembremos justicia ante Dios y no procurando ante los hombres y el sistema de cosas existente.


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